sábado, 24 de marzo de 2012

Olvido.


Conducía por la carretara antigua de mi ciudad. Un caminito solitario, estrecho, oscuro, tanto, que aunque fuera de dia, no se veía nada si no encendías las luces. Todo esto, se debía al bosque que lo bordeaba. Nadie pasaba ya por ese lugar, estaba totalmente abandonado. Se rumoreaba, que el bosque escondía una criatura maligna, que todas las noche de verano atacaba a los que pasaran por ese camino, ¿por qué en verano? No se sabe. El caso es, que yo no creía en esa leyenda, básicamente, no creía en ninguna. Era de noche y verano. Iba a mitad de camino, cuando el coche se quedo sin fuerza y comenzó a frenarse lentamente. Al parar y bajarme del coche, me di cuenta del silencio que había, daba miedo. Abrí el capó para mirar, y escuché el movimiento de un arbusto a mi derecha. El ruido no fue mucho, pero era tal el silencio, que se oyó como una explosión. Miré sobresaltado y nada. Ni un movimiento,  ni un ruido... Monté en el coche asustado, y cerré las puertas. Prefería esperar a que se hiciera de día, sin acordarme que era lo mismo que de noche, total oscuridad. Aún así, me quedé dormido. Al despertar, todo seguía igual de oscuro.-¿Qué hora será?- Me preguntaba. Al mirar el reloj, comprobé que se había parado de madrugada. Con miedo, bajé nuevamente del coche. Seguía sin escucharse nada, ni pajarillos siquiera. Intenté encontrar rápidamente el problema del coche, pero a simple vista todo estaba bien. La batería no podía ser, porque la luz del coche se podía encender. No había cobertura, y el camino, a pesar de ser estrecho, era muy largo. -¿Qué puedo hacer?- ¿Cómo aviso a alguien?- Estaba atemorizado. Entonces, en la profundidad del bosque, hasta donde alcanzaba mi vista, observé una luz tenue, que al mirarla me calmaba hasta dejarme casi dormido. No tube mas remedio que acercarme a ella. Al darme cuenta ya estaba en la salida. El tiempo si era bueno fuera del bosque. El sol brillaba como nunca, se escuchaba una cantidad tremenda de pájaros. Parecía que nunca habia escuchado tanos juntos. Me encontré mucho mas aliviado al encontrarme fuera de ese bosque maldito. Pero me di cuenta de que mi coche estaba dentro, con todas mis cosas. Herramientas de trabajo, carnet, bastante dinero... tenía que ir a buscarlo, pero me preparé bien. Cogí una linterna de mi casa y una caja de herremientas con una batería también por si acaso, después de caminar durante cuatro horas, y pagué un taxi hasta el bosque. Me aproximé a la entrada, caminé muy lentamente hasta adentrarme unos veinte metros, y como era de esperar, ni un ruido. El bosque estaba en una calma total. Después de una hora caminando, la linterna se me apagó. Las piernas comenzaron a temblarme y solo pude correr hasta que... PUUUMMM, choque contra mi coche. Intenté encender las luces, pero la vez anterior se me habian quedado encendidas y la batería se había acabado. Por suerte tenía otra, pero no había luz, ¿como ponerla? Entonces escuché un ruido, unos pasos, el crujir de unas ramas. Quedé paralizado por el miedo. Tenía que ser de noche por todo el tiempo que estuve caminando y eso me dejó más inmóvil. Al mirar al lugar del ruido, unos ojos grandes y de un color que nunca habia visto me miraban con ansia. Intente meterme en el coche y cuando estaba a punto de hacerlo un golpe gigantesco delante hizo que el coche saliera volando a otra parte. EL bosque se iluminó y ahí estaba esa criatura. Era enorme, negra, con unos colmillos tan grandes como los de elefante, una garras gigantescas y cubierto de un liquido extraño y repugnante. ¿Qué qué paso? Eso ya no lo recuerdo.

viernes, 9 de marzo de 2012


Eterno.



-¡Ven aquí Cris, no corras!- Así comenzó el mejor día de mi vida. Verano, una mañana estupenda, soleada y brillante. Jugaba con mis amigos Robert y Dailos ladera abajo porque los estaba molestando. Yo era más rápido, pero ellos más resistentes, tuve que parar y aprovecharon para matarme a cosquillas. Seguimos caminando y al llegar al final vimos un camino por el que nunca antes habíamos pasado. Nos adentramos curiosos. En la salida del bosquecillo, observamos una antigua casa de madera, pequeña y con un lago a su izquierda. Un paisaje increíble, de película, pero no fue eso lo que me cautivó de ese lugar, lo hizo una chica que estaba cogiendo agua del lago. Sus ojos y la mirada que tenían, sus labios y la sonrisa que me deslumbraba, su pelo y el dulce movimiento con el viento… todo su cuerpo era perfecto, no existía nada mejor. Entonces cruzamos miradas, yo no pude respirar, me temblaron las manos y se me aceleró el corazón. Solo conseguí sacar una mínima sonrisa y ella me la devolvió. Pregunté a mis amigos:

-¿Hay algo mejor que ella?- Respondieron despistados. – ¿Qué quién?-

-Nada, nada, cosas mías.- Dije avergonzado.-

La chica entró en la casita, cada movimiento de su cuerpo era un espectáculo para mí. Al llegar a casa, cansado y pensativo, me acosté en la cama para intentar dormir pero sin éxito. Lo que vi en el lago no era una persona, era un ángel. Me tuvo pensando toda la noche, como haría para hablarle al día siguiente, que le diría… No sabía lo que diría pero algo tenía que hacer, lo tenía claro. A eso de las doce, ya al día siguiente, corrí por el camino, con la esperanza de volver a verla. No estaba. Me senté a esperar en una roca hasta las dos, y no aparecía. Entonces, me dije:

-Pues no me queda otro remedio que tocar.- Me aproximé a la casa, subí los dos escalones de la entrada y toque la puerta. ¡TOC TOC!

-Hola, ¿deseas algo?- Ahí estaba, la chica de mis sueños, justo delante. Estaba ten nervioso, que lo único que se me ocurrió decir fue:

-Ho… hola… ¿quie… quieres s… ser mi amigo?- ¡Que pregunta más estúpida!

Ella sonrió y me bloqueé más incluso, porque como había dicho antes, su sonrisa me deslumbraba, y me dejaba en blanco. Por suerte, pude preguntarle:

-¿Cómo te llamas?- La formulé muy rápido para no trabarme.

  -Mar… Marta, ¿y tú?- Respondió ella muy tímida también.

- Me llamo Cristo, pero me puedes llamar Cris.- Fui soltándome poco a poco, ya ni me trababa. –Encantada-

-Lo mismo digo. ¿Quieres dar una vuelta conmigo?-

-De acuerdo, voy a decírselo a mi padre.-

Satisfecho por mi valentía, grité de alegría y un par de patos en el lago se alborotaron del susto. Toda esa tarde estuvimos juntos, riéndonos, jugueteando, hablando… Nos hicimos muy buenos amigos, a pesar de lo que yo sentía por ella, que ya no era solo físico, me encantaba interiormente. Como había dicho era perfecta. Con el paso de los días, nuestra amistad iba creciendo, hasta que no aguanté más y tuve que besarla. Ella no se movió y continuó con el beso. Comprendí que le gustó y que me quería como yo a ella. Pasó el tiempo, nos hicimos adultos y compramos una casa cerca de ese lugar. Tuvimos un hijo, Jason lo llamamos. Mi desgracia empezó al año siguiente… me detectaron un vulto en el cerebro… ya se imaginaran lo que es. Poco a poco me desvanecía, se me agotaban las fuerzas. En tan solo un año estaba en silla de ruedas y solo un mes después no podía moverme. A veces se me va la cabeza e insulto a lo que más quiero en este mundo, cuando me doy cuenta me dan ganas de pegarme una paliza a mi mismo, pero no tengo fuerzas. Ya me queda poco tiempo y mi Marta sigue aquí, acompañandome, le he dicho varias veces que me deje ir,que no quería ser una carga, que solo le deseaba lo mejor y aquí conmigo no lo encontraría. A pesar de todo eso, no me ha dejado en ningún momento. Marta me a demostrado, que el amor puede ser eterno, sea cual sea la situación. Llega mi momento… Solo me queda por decir… MARTA TE QUIERO………………

miércoles, 7 de marzo de 2012


Cobarde.



Hola, soy Ramón y estoy arto de esta vida. Cuando parece arreglarse, todo vuelve a caer y ha llegado un momento en que no puedo levantarlo. Creo que mi fuerte no es aguantar cada revés que me suelta, creo que lo que debo hacer es dejarme ir… dejar que todo acabe de una vez, porque ya no hago falta. Lo mejor sería quitarme de en medio, y acabar con este sufrir. Pero de que sería mi acto, ¿de cobarde o de valiente? Esa es la única pregunta que me ronda por la cabeza. Cada minuto que pasa lo tengo mas claro, porque no tengo nada, ni familia, ni amigos… nada. No merece la pena vivir con una vida como la mía. Ya he tomado una decisión, no hay vuelta atrás… ¿Qué esa voz que escucho?

-Ramón, que haces, ¿no crees que ya es suficiente? Te lo diré muy claro. La vida en muchas ocasiones te da la espalda y parece imposible levantar cabeza, pero debes conseguirlo. Responderé a la pregunta que te ronda por la cabeza, es de cobardes. Dices no tener familia, pues crea una, dices no tener amigos, sale a la calle y búscalos, siempre habrá alguien que quiera compartir grandes momento contigo. ¿Quitarse de en medio? ¿Qué elección es esa? Abre los ojos y mira hacia adelante, comete el mundo y disfruta la vida, que en breve se acabara, pero de forma natural, no como pensabas hace unos minutos. VIVE, no lo olvides.

Me di cuenta de que era mi conciencia, la que llevaba guardada muchos años y que por suerte, apareció en el momento oportuno. Ahora ya sé lo que debo hacer, disfrutar, no perder ni un segundo de mi vida, porque vida solo hay una y no podemos desperdiciarla.


El Enterrador.
-Oye, joven, ¿me ayudas con las bolsas? Es que estoy demasiado mayor y no puedo con ellas.-
Así comienza esta historia. La señora Gonzales, pedía ayuda a su vecino de en frente, Mark, un chico de lo mas encantador y generoso. Un buen día, Mark salió a comprar pan y por el camino se encontró a un hombre que aparcaba  un coche fúnebre. Era el nuevo enterrador de la pequeña ciudad, alto, fuerte, con una mirada penetrante, pero parecía muy simpático a pesar de todo.  Todo ese día, Mark se lo paso de miedo jugando con sus amigos, hasta que llegó ese hombre tan extraño. Se acercó y dijo con su voz tan grave:
-¿Qué hacen unos niños como ustedes jugando hasta tan tarde en la calle?- Todos se quedaron callados, sin saber lo que responder, con miedo. Él dijo:
-No se asusten, solo era una broma.- Y comenzó a reírse de manera escandalosa. Todos se miraron y rieron. -Ya nos vemos chavales, cuídense.- Como había observado Mark anteriormente, si era bastante simpático. El problema comenzó el mes siguiente, cuando a la ciudad llegó otro hombre, amigo del enterrador, pero no era igual de bueno. Se rumoreaba que ese hombre huía de la policía, porque había asesinado a varias personas los meses pasados.
-Por favor, amigo, ayúdame una vez más.- Le decía al enterrador. –A ver, que quieres que haga, eso si, ten claro que será la ultima vez, no querré volver a verte.- Dijo el enterrador con un tono alterado. –De acuerdo.- respondió éste. - ¿Cuál es el puñetero favor?-
-Necesito desaparecer tío, por eso me gustaría fingir que he muerto, me entierran y luego tú me sacas de nuevo, es un plan perfecto.-
-De locos, querrás decir.-

A pesar del enfado del enterrador, decidió ayudarle. A los días, todo estaba preparado. Dijeron  que se había suicidado porque prefería morir a ser capturado por la policía. El enterrador, pidió a un amigo de confianza que lo enterrara por él, que tenía unas cosas que hacer, que después lo desenterraba. Pasaron un par de horas antes del entierro, mientras llegaba El Asesino. (Así lo llamaban). Mas tarde, una vez ya bajo tierra, El Asesino, estuvo esperando durante varias horas y el enterrador no aparecía. El oxígeno se agotaba, encendió un mechero bajo muchísima decesperación y al mirar a su lado, vió que lo habían enterrado con alguien, que, para su sorpresa, era el enterrador. Nadie supo como acabaron los dos en la misma tumba, pero así fue. La teoría mas cercana dice que se enteraron de que el enterrador era cómplice y lo mataron pero no hay ninguna prueba concluyente. Este fue el trágico final para ambos, El Asesino murió asfixiado poco a poco al lado del enterrador.
Hola a tod@s, me gustaría recalcar, que es de las primeras veces que escribo y, por lo tanto, me gustaría que pusieran opiniones y aspectos en los que podría mejorar. Gracias.


Agonía.


Recuerdo aquella mañana de otoño, oscura, tanto que más bien parecía de noche. Al levantarme de la cama escuché un sonido extraño junto a la chimenea del salón. Era como el grito leve de un bebe, que parecía sufrir. Ese sonido consiguió ponerme los pelos de punta. Pero la verdad no le dí importancia, pensé que simplemente sería una imaginación o que solo seguía algo dormido. Al llegar a la puerta del baño, pasos muy flojitos se escucharon detrás de mí, asustado, gire sobre mi mismo y solo me encontré con mi reflejo en el espejo de en frente, que me provocó un grito. Me tranquilicé. Unas horas más tarde, a la hora del almuerzo, volví a escuchar el grito del bebé, esta vez más fuerte y con mas insistencia. Me asusté muchísimo, tanto, que corrí a la puerta de salida, pero al llegar, estaba cerrada. Hice tanta fuerza para abrirla, que me dieron fatigas y caí al suelo desvanecido. Abrí los ojos y estaba en la cama de mi habitación, a la misma hora que me había levantado anteriormente, el mismo día... Esa sensación si era horrible. Al llegar de nuevo la hora del almuerzo, parecía que todo seguía como de costumbre. Comí muy a gusto. Salí a trabajar, ( se me olvidó mencionar que trabajo en un cementerio de enterrador), al llegar me dijeron que tenía que enterrar varios cuerpos de la noche pasada. De entre las cajas, una era de un niño pequeño, y eso me hizo pensar en el grito agónico del sueño o lo que fuera que tuve. El morbo se apoderó de mí y tuve que abrir la caja. Efectivamente era un bebé. No sé muy bien el por qué, pero me dio un escalofrío al verlo, y eso no era normal, porque veía a muchos por desgracia. Rápidamente, al cerrar la caja, escuché:
- No... por favor... no me hagas esto...- Con un tono muy extraño, la voz de bebé, agonizando y solo con escucharlo sufría yo también. No pude evitar abrir la caja una vez más, la sorpresa fue que ya no había nada. Me dejó tan mal esa situación que dejé el trabajo, entré en depresión, cada vez iba empeorando hasta hoy. Ya no puedo pasar un día sin escuchar ese gritito, una y otra y otra vez en mi cabeza y pensar que yo no lo ayudé a salir de allí. No entiendo que fue lo ocurrido esos últimos días, no encuentro explicación lógica. Bueno, solo hay una, que estoy loco. Ahora estoy en un psiquiátrico, pero yo se lo que oí, sé que no estoy loco. No aguanto más con esta agonía que siento, necesito morir... prefiero morir a estar así. Creo que entiendo a aquel bebé, lo que no entiendo es por qué lo hizo conm... aaaaggggg....