jueves, 2 de agosto de 2012

LA MALDICIÓN DEL CUATRO. 1.

El viento resoplaba entre una de las rendijas de la puerta de entrada. Las persianas hacían un ruido similar a un grito angustioso. El viento hacía moverse a todas y cada una de las puertas de aquella antigua casa en la que vivía. Era de madrugada, pero yo no tenía sueño. Veía la tele para intentar cerrar los ojos pero me era imposible con tanto ruido. El viento hacía de las suyas y yo me sentía impotente al no poder frenarlo. Una de las antentas se movió y la tele dejó de verse. Entre tanto ruido se unió el de "la lluvia" del televisor... A mi espalda un ruido muy extraño me sobresaltó y  me hizo levantar la cabeza y darme la vuelta. La luz parecía fallar y comenzar a encenderse poco a poco... Mi cuerpo temblaba cada vez mas... Justo un minuto después, a las cuatro, se hizo el silencio. Solo se escuchaba la tele, que no se como volvió a funcionar y el "tic tac" de un viejo reloj que se suponía que no tenía pilas. Eso me asustó, cerré los ojos con fuerza, me di la vuelta y quedé dormido... Por la mañana, todo estaba como los dias anteriores. Nada parecía haber cambiado en la casa. Miré la bombilla de mi habitación y parecía estar bien... El reloj no funcionaba, la pila seguía gastada y pensé que se me pareció escucharlo por el cansancio... no había otra explicación. Al llegar la noche, la luz del baño se fundió mientras me duchaba, dejándome a oscuras. Continué con normalidad, hasta que tras la ventana, vi una silueta moverse... No sabía lo que era... No tenía forma humana ni de ningun animal que yo conociera... Pero era algo desconocido, ya que el baño estaba en un segundo piso. No pude moverme. Esa extraña silueta se acercó hasta mi ventana, tanto, que pareció entrar...  Fue entonces cuando la luz volvió como mismo se fue, con un golpe, haciendome pegar un salto... Al salir de la ducha, comprové la bombilla y estaba en perfecto estado. Yo no entendía nada. Tampoco tenía sueño y no estaba cansado. Miré la hora... las cuatro, otra vez... Me asomé con miedo por la ventana, pero tampoco había nada, el barranco iluminado por la luna, era lo único. Me acosté en la cama, esta vez sin encender nada, dispuesto solo a dormir. Por suerte no ocurrió nada mas. Desperté contento después de haber dormido mejor que nunca y sabiendo que tenía una fiestilla con los amigos que sabía que duraría hasta muy tarde. La fiesta estuvo de muerte. Fue perfecta, me lo pase como nunca. A eso de las tres y cuarto de la madrugada, salí camino a mi casa, porque a un amigo le estaba dando fatigas y no se encontraba muy bien... Al llegar a casa, dejé la chaqueta sobre la silla, me desvestí y caí sobre la cama. Cuando estaba a punto de quedarme dormido, tocaron en la puerta, y desperté algo extrañado, ya que a esa hora no era muy normal una visita. Al abrir la puerta, encontré un paquete. Lo cogí y cerré la puerta. Al abrirlo, encontré dentro un espejo con un color oscuro... Todo lo que se reflejaba adoptaba un color siniestro... Un color que nunca había visto. Cerré la caja y lo tiré a la basura... Volví a meterme en la cama, pero escuché un gran golpe en la cocina. Corrí para mirar lo ocurrido. La puerta en la que estaba la basura estaba destrozada. Encima de la mesa estaba la caja. Me acerqué despacio. La volví a abrir con miedo, y en el espejo, estaba reflejada una cara demoniaca... Solté el espejo con miedo y fui hasta mi habitación. Cerré la puerta y me puse en la esquina, pegado al espejo de mi habitación. Pasé la vista por encima del reloj... y eran las cuatro. Yo ya tenía mucho miedo. No sabía que hacer para frenar todo. En ese momento, en el oido que estaba pegado en el espejo, escuché un pequeño susurro, pero no entendí nada y salté hasta la cama. Creo que del susto me desmallé, porque no recuerdo nada mas de esa noche... Al día siguiente, no me podía mover a penas... No se que me pasaba... No pude evitar fijarme en que ese dia era 3/4/2004... Estuve todo el dia en la cama, no porque quisirera, si no porque no podía levantarme. Cada vez me encontraba peor... Tenía hambre, sed... No aguantaba mas... Ya era de madrugada, por lo tanto era 4/4/2004... Las luces de mi habitación se encendían y apagaban... Y lo mismo ocurría en todas las habitaciones de la casa... En el espejo de mi habitación apareció esa cara... Justo cuando todo estaba oscuro... Ese rostro de ojos blancos... Un blanco muy extraño y tenebroso... Un rostro lleno de afilados cuernos y muy arrugado... Con unos largos colmillos... Sentí como se me paralizaba todo el cuerpo... Como mi alma salía poco a poco de mi cuerpo... y como a las cuatro.......

sábado, 23 de junio de 2012

EL HOMBRE OSCURO.
Era tarde, pero yo no tenía sueño. Me levante a por un vaso de agua, pero se había acabado la jarra y tendría que salir a buscarla al pozo... unos dos kilometros de mi casa. Mi casa se encontraba en un pueblo muy apartado, en las que todas las casas eran antiguas y apenas podías escuchar la radio porque la señal ni llegaba... No quería salir de casa, todo estaba oscuro y algo de miedo me invadía el cuerpo... La noche se me hacía interminable, y cada segundo hacía que mi sed aumentara como nunca antes... necesitaba agua... parecía que moriría si no bebía... Tuve que salir, con una antorcha, anduve por aquellos finos y largos callejones esperando llegar al final y encontrar el agua que calmaría mi sed... A mitad de camino, una voz susurró a mi izquierda.
-¿¡Quién es!?-
Miré al suelo y era un simple mendigo, borracho y sin que le cabiera una mancha mas en el cuerpo... Seguí mi camino hasta que, después de una hora de camino, llegué a aquel pozo que me llamaba... Coloqué la antorcha, y sumergí el cubo. Entonces, la antorcha se apagó por un aire repentino que no supe de donde vino... No sabía que hacer porque no se veía nada... Fue en ese momento cuando un calor me recorrió el cuerpo... miré al cielo, cerré los ojos, y me sentí con mucha fuerza... No se el motivo... pero había sido dotado de algo extraordinario... Al mirar a mi alrededor todo estaba iluminado. Mis manos brillaban de un color oscuro... Era un negro tan fuerte, que entre tanta oscuridad resaltaba... La sed se me había calmado, y caminé a mi casa asustado y desconsertado... por el camino, volví a ver al mendigo. Esta vez, algo me llamó la atención de él... tuve que agarrarlo por el cuello y apretar con todas mis fuerzas... No entendía porque lo hacía, pero no podía detenerme... Entre uno de los chillidos de aquel hombre, este desapareció dejando una sombra que entró en mi cuerpo llenandome de energía, mas de la que ya tenía anteriormente... Hacer aquellas cosas me hacía cobrar vida... Si no agarraba a personas moriría lo sentía... Eso solo me ocurría por las noches, y era muy dificil encontrar a alguien por las calles entre tanta oscuridad... Unas de las noches posteriores, toque en una de las casas. Un hombre alto abrió la puerta, pero yo parecía camuflarme entre la oscuridad, porque él no conseguía verme. Agarré su enorme cuello y nuevamente apreté con todas mis fuerzas... Aquella sombra me dio mucha energía... En ese momento si me sentía vivo... Entré despacio en su casa con la esperanza de encontrar a alguien mas en su interior... Una joven y delgada chica dormía en una de las camas... Me acerqué despacio, la toque debilmente, y cuando abrió los ojos, gritó con mucha fuerza y acto seguido le hice lo de costumbre... calló enseguida... Mientras salía de la casa, en un espejo del pasillo, me miré... era horrible... La cara era un simple humo oscuro, brillante y con dos ojos negros enormes con un brillo blanquecino en su centro... Parecía que flotaba... hasta a mi me daba miedo... Un mes después... ya no quedaba nadie en el pueblo... todo estaba desértico. El pueblo, cada noche tenía una estela de sombras y sonidos extraños... ya no podía vivir ahí... Por eso salí en busca de otro lugar... nunca sé a donde voy a llegar... pero quien sabe, a lo mejor, el próximo pueblo seré el tuyo... Un consejo, nunca habras la puerta sin preguntar quien es... podría suceder algo extraño...


jueves, 21 de junio de 2012

MIEDOS...

No hay nada mas triste que despertar cada mañana y encontrarte solo en todo el mundo. Mirar a tu alrededor y ver que cada esquina esta oscura. Que no tienes a nadie para agarrarte en esos momentos mas dificiles... No hay nada peor que necesitar el calor de una persona y no encontrarla por mas que lo pides...  No saber que hacer, ni a donde ir... Esa situación de desespero en la que das vueltas de un lado para otro... pero en la que nunca encuentras el lugar al que quieres llegar... Esa situación de miedo, de angustia, la sufren miles de personas... cada segundo, cada minuto... cada hora... cada momento del dia... es otra de las razones por las que el ser humano podria sentir miedo... Una madre que se despierte cada dia y sepa que no tiene para darle de comer a sus hijos... muy pocas cosas son mas dolorosas que esa...  El miedo puede ser muy relativo... Existen muchos tipos de miedos... normalmente, el que  da mas miedo es el que se encuentra en la vida cotidiana... EL MIEDO NO SIEMPRE ES EL MISMO...
EL MAYOR MIEDO.
Siempre se suele decir que se siente miedo en situaciones en las que el ser humano no sabe lo que ocurrirá, o en las que suceden acontecimientos extraños... Con fantasmas, extraterrestres... con cosas paranormales... Normalmente cuando hablamos de miedo, nos referimos a ese tipo de miedo... Pero, mi opinion es, que cuando realmente sientes miedo es cuando pierdes a lo mas importante de tu vida. En ese momento es cuando no sabes realmente como reaccionar... cuando realmente te sientes paralizado... cuando sientes que el mundo se te cae encima... El miedo real, se siente cuando pierdes a la persona amada... cuando pierdes a la persona que ha dado tanto por ti... a la que crees que le debes la vida... Imaginar que un dia al despertar y mirar a tu alrededor, y saber que esa persona se ha marchado... eso es lo que realmente me hace temblar... pensar eso es lo único que me haría llorar de miedo... Imaginar que no volvería a ver esa sonrisa que me hacia sonreir a mi tambien... esa que me hacia sentir bien y protegido... eso me mataría. Perder a esa persona y pensar que no volvería a besarla... a sentir sus caricias... a sentir su respiracion mientras duerme y mientras simplemente te mira... no volver a rozarla sería la mayor tortura... Pasar por algun lugar por donde solias pasar con ella, mirar a tu lado, y no verla ni sentir su mano agarrando la tuya... eso para mi es el miedo pleno... Si a mi me preguntaran,"¿cuál es tu mayor miedo? Mi respuesta sería clara, perder a la persona de mis sueños... a esa que me dio la vida que tengo... por la que daria todo... esa sería la mayor historia de terror que me podría ocurrir... ¿Has conocido tu a esa persona?

martes, 8 de mayo de 2012

Desespero. Pequeño relato.


Era de noche. Solo se oia el roce de las hojas de los árboles y el viento. Los columpios del parque próximo chirriaban levemente. Caminaba hacia mi casa, porque mi coche se había roto, y de alguna manera tendría que llegar desde el trabajo. Sobre las doce menos cuarto, justo delante de ese parque, me dio un gran escalofrío. Noté como si los pelos fueran agujas que me rajarían la piel... "¿Qué sería esa sensación tan fuerte?". Pensé. Seguí caminando... pero escuché a un hombre que me llamaba.
-¡Eh, hijo, acercate...!-
Al mirar atrás, vi a un señor sentado en un columpio. Al llegar delante, me di cuenta que era mi padre. Fue entonces cuando en un ataque de cariño me avalancé a abrazarlo y caí al suelo. Entonces me dije atemorizado...:
-¿Qué acabo de hacer?-
Cai en la cuenta de que mi padre, había muerto desde hacía justo un año... y en ese mismo lugar...
CONFIANZA

-¿Miedo? Que es el miedo... solo es algo de la mente... yo no tengo miedo nunca porque me concentro para no tenerlo.-
-¿Estás seguro de que no tienes? Pues entonces entra en la casa abandonada del fondo del barranco a media noche y pasa esa noche ahí.-
-Cuando quieras...-
-Venga nos vemos mañana delante de la casa a las doce menos cuarto.-
-Allí estaré.-
 A la noche siguiente, los chicos se vieron a la hora acordada, pero habían dos que dijeron que no pudieron ir, porque sus padres les había pillado.
-¿Y Marcos? Tanto rollo diciendo, Juan, ¿estás seguro de que no tienes... y no viene? Psssss... no me jodas...- Da igual Juan, ni él ni Diego pudieron venir, sus padres los pillaron...-
-Me da igual Luis, eso no es así.-
-Pero si da igual, eres tu el que va a entrar... Vamos, para dentro-
Juan entró en la casa, la puerta estaba echa un desastre, costaba abrirla. Al entrar cerraron la puerta y dentro no se oia nada, todo estaba en completo silencio. El sentía miedo, le temblaban las manos, por mucho que se concentrase. Al encender la linterna, en el fondo de la casa, se vio una sombra moviendose. Él quedó paralizado por el miedo. Corrió a abrir la puerta pero estaba totalmente trancada.
-¡Abran la puerta joder!- Gritaba desesperado.
Por otro lado, sus amigos Marcos y Diego estaban dentro de la casa para asustarlo, pero en el piso de arriba. Diego oyó ruido por las escaleras, y pensando que era Juan, corrió al lado. Pero no vio a nadie pasar, y los ruidos seguían sonando. Del miedo corrió para huir pero al estar a oscuras, tropezo y cayó por las escaleras, y al llegar abajo la cabeza se "reventó" contra la pared porque chocó de lleno. Juan oyó el tremendo golpe:
-¿Quién cojones está ahi? ¿Marcos? ¿Diego?-
Al apuntar con la linterna, vio toda las sangre por el suelo, y se dio cuenta de que era su amigo Diego.
-¡Diego, Diego, que te ha pasado, contestame por favor!-
Diego no respiraba, y Juan estaba desesperado.
-¡Abran la puerta de una vez, Diego a muerto joder!-
Los amigos de afuera intentaron abrir la puerta pero estaba trancada y era imposible abrirla. Marcos, al oir tanto jaleo, corrió al piso de abajo. Al terminar de bajar las escaleras se dio cuenta de que estaba en el mismo piso que antes. Desconcertado, volvió a bajar, pero pasó lo mismo.
- ¡Juaaaan!.... ¡Diegooooo!... ¡Ayuda por favoooor!-
No se sabe el por qué, el piso de arriba parecia estar separado del de abajo. Arriba se oia todo lo de abajo, pero no ocurría lo mismo al revés. Entonces, se hizo el silencio, tanto en el piso de abajo como en el de arriba. Marcos escuchó un sonido extraño en el fondo del piso. Caminó despacio para mirar de que se trataba. A mitad de camino la linterna se apagó y una risa tenebrosa hizo resonar la casa.
-¡Aaaaaaaah! Dios sacame de esta por favor...- Dijo Marcos.
Mientras, Juan buscaba la forma de escapar de esa horrible casa, pero no habia forma posible. En ese piso no había ventanas y la puerta era imposible abrirla. Juan, agotado por intentar salir de ese piso, se dejó caer al suelo mientras resbalaba por la puerta.
- Se acabó, ya llegó mi fin...-
Fue cuando la casa se envolvió en una oscuridad mas profunda que la anterior, una especie de niebla invadió cada habitación... dejando sin oxígeno a Juan. En una esquina de la casa, apareció una silueta. Esa cosa, fuese lo que fuese, se llevó el alma de Juan e hizo desaparecer su cuerpo. El cuerpo de Juan se encontró al siguiente día en el fondo de un barranco próximo, pero de Marcos jamás se supo nada mas... A partir de ahi, nunca mas se acercaron a esa casa...

lunes, 9 de abril de 2012

Oscuridad... mi destino.


Eran las siete y media de la tarde, veía el hermoso atardecer mientras me tomaba un vaso de refresco. Me encantaba mirar el amanecer y el atardecer cada día. Nunca me perdía ninguno, nunca. Entré en mi casa cuando el cielo oscureció. Encendí la tele y me puse a ver una peli de miedo que nunca había visto. Trataba de un chico, Albert se llamaba, que vivía en una casita apartada de las demás con sus padres. El chico salía cada día a la calle y se lo pasaba genial el solo, jugando con palos e imaginandose a monstruos, diciendo que el era el superheroe del mundo. La casualidad, que al crío también le encantaba mirar para el atardecer, era como yo de pequeño. Me vi reflejado. Eso consiguió engancharme frente al televisor. Durante la primera hora de película, no hubo nada de miedo. Solo explicaba como había crecido Albert, su infancia, su adolecencia... hasta llegar a adulto. Concretamente a los veinticuatro años. "Justo mi edad". Pensé. Durante el transcurso de la pelicula, habían muchas cosas que coincidían conmigo, me impresionaban. Un día, Albert salió de su casa camino a la de unos amigos, para ver una película y pasar un buen rato juntos. A mitad de camino, el coche de Albert pegó un acelerón y no podía frenar. Estuvo a punto de atropellar a una familia que caminaba por la acera tan tranquila. Entonces todo volvió a la normalidad. El llegó algo asustado. Pero ni lo mencionó. Entonces, a eso de las siete y media, salió de la casa con la esperanza de ver el lindo atardecer, pero el tiempo estaba nublado, era extraño, nunca había visto un cielo tan oscuro como el de ese día. Entró, algo desilusionado, pero siguió normal, total, era un simple atardecer, podría ver muchisimos mas. Ya encontré otra cosa que coincidía conmigo, la hora del atardecer, la misma hora a la que yo lo miraba. El chico salió de la casa a las nueve de la noche. De camino a casa, las luces de la calle se apagaron, estaba el solo en la carretera, el coche pegó otro acelerón. Albert intentó frenarlo, puso el freno de mano, pero de la velocidad que cogió se partió. Él no podía creerlo. Nunca había cogido tanta velocidad, no sabía que su coche fuera tan rápido. Cuando Albert estaba a punto de chocar contra una pared, el coche , como si se moviera por si solo, giró hacia la derecha, dirección a su casa. Al llegar delante, el coche bajo la velocidad hasta parar... todo solo. Asustado y desconcertado bajó del vehívulo y entró en su casa para acostarse y dormir un rato. Al abrir la puerta, escuchó un sonido en la cocina, como si arrastraran un caldero o algo de metal. Albert corrió para mirar de que se trataba. Yo estaba deseando ver lo que ocurría en ese momento en la peli. Vi una mano delgada y pálida, como si fuera de un muerto... pero se fue la luz de mi casa. Me dio tanto corage, que directamente me fui a dormir, para intentar olvidarme de la película. Esa mañana, como de costumbre, me quedé perplejo mirando el amanecer. Que paleta de colores, que luminocidad... me encantaba. Después de almorzar, fui a casa de unos amigos a echarme unas partidas a la play. Me pasé toda la tarde con ellos. Sobre las siete y media, salí de la casa para mirar para el cielo, pero, como era de esperar en mi historia, estaba muy nublado, tanto, que parecía de noche. Me acordé de la película de la noche anterior, pero no quise darle importancia. A las nueve, uno de mis amigos dijo que se tenían que ir ya, porque al día siguiente trabajaba y tenía que madrugar. Yo comencé a mosquearme, otra coincidencia. Por suerte, de camino a casa, ni se me apagaron las luces de la calle ni el coche me pegó un acelerón. Mas tranquilo, entré en casa. Al avanzar por mi casa, oí un ruido en la cocina. Los pelos se me pusieron de punta, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, me temblaban las piernas... Por el contrario de Albert en la película, caminé muy lentamente hasta la cocina. El ruido era idéntico al que Albert escuchó en la peli. Me asomé lentamente en la cocina... y no había nada, ¡solo un par de calderos moviendose solos por el centro de la cocina! Al ver eso, intenté salir de mi casa lo mas rápido posible, pero no pude. Intenté abrir la puerta de la calle, pero algo la había trancado. El ruido sesó, pero oí uno nuevo. Unos pasos se aproximaban a mi posición. Entonces, las luces de mi casa se fueron una vez mas. En el fondo del pasillo en el que me encontraba, unos ojos rojiso que resaltaban con un color negro alrededor, un color negro que resaltaba en la propia oscuridad, me observaban, y en menos de un segundo se encontraron a un dedo de rozarme. Del susto que me dio al verlos de repente delante, mi cuerpo brincó y caí al suelo. Algo me agarró de la pierna y me arrastró por toda la casa hasta llegar a la punta mas oscura. Me adentró en un lugar tenebroso, donde solo sentía dolor y donde solo se oían gritos de dolor y agónicos... Abrí los ojos a la mañana siguiente, y no era mas que un simple fantasma. Una simple alma en pena que vagaría por el mundo sin saber por qué. Nunca volví a ver ningún atardecer y amanecer. A partir de ahí, mi "vida" fue tremenda oscuridad, en la que me encargaba, de hacer lo mismo que me hicieron a mi a los demas dueños que iban llegando. Nunca me liberé de esa maldición. Nunca saldré de este oscuro lugar...

sábado, 7 de abril de 2012

Mi vida... un drama.

Estabamos muy bien, felices, muy enamorados. Nada en mi vida podía ir mejor. Tenía una buena casa, un buen trabajo, un buen coche y a lo mas importante, a ella. Pero un mes después, sin saber por qué, comenzó a comportarse muy rara. Salía de casa a las tantas de la noche, cuando pensaba que dormía, y no volvía hasta por lo menos tres horas después de que saliera del trabajo. Ya eran demasiadas noche seguidas, y empezaba a preocuparme. Ya pensaba que estaría con otro hombre. Una de las noches, al levantarse, le pregunte:
-¿A dónde vas cariño?- Ella contestó algo nerviosa...
-Al baño, no puedo aguantar más.- Yo no pude decirle nada, porque volvió a la cama, solo que se fue dos horas antes de trabajar.
No podía aguantarlo mas. Necesitaba saber que era lo que estaba ocurriendo. A la noche siguiente, me llamaron del hospital, diciendome que a mi hermano lo habían atropellado, y que estaba muy mal. Le dije con lágrimas en los ojos:
.Cariño, vamos rápido, mi hermano esta muy mal en el hospital, tenemos que darnos prisa- Ella, para mi asombro, respondió:
-Vete tú, yo si eso voy mas tarde a ver como está.- Parecía que no le importaba, mi hermano era mi último familiar vivo, y yo estaba destrozado.
Rápidamente salí de mi casa con la esperanza de que mi hermano se recuperase pronto. Al llegar al hospital, ya era tarde, vi como tapaban su cuerpo. Lloré, nunca había llorado tanto, nunca. Pero como si fuera poco, al día siguiente mi mujer no llega a dormir. Suena el contestador, era ella, diciendome que quería el divorsio, que había conocido a otro, y que se había enamorado perdidamente de él. Yo pense, "por qué ahora, en este momento, ya no tengo nada, no tengo familia, ni amigos, (mis amigos los dejé de lado cuando empecé a vivir con mi mujer)". El mundo se me vino encima. Noté como el sudor me goteaba por la frente, como mi corazón se paraba poco a poco. El brazo izquierdo me dolía mucho y tenía un intenso dolor en el pecho. Llamé como pude a una ambulancia. Cuando llegaron yo ya estaba inconsciente en el suelo. Al despertar, sentía ganas de morir. A los dos días me dieron el alta. Pero ya me estaba adentrando en una depresión. Mi médico me dio la baja en el trabajo por depresión fuerte, y me despidieron. La depresión crecía cada día mas. Hasta tal punto, que ya nada importaba. Ni comía, ni me levantaba de la cama. Para qué, si nada iba a mejorar. Me puse a pensar, que tan solo dos meses antes era el hombre mas feliz que había, y que ahora solo estaba esperando al momento de mi muerte. Al no pagar nada de la casa, me llegó una carta que decía que me la embargarían. Al mes siguiente, estaba en la calle. Me acosté en un banco cercano a mi antigua casa, y observé como pasaba la vida, esa que tanto me había echo sufrir. Ya no tenía fuerzas, hacía mucho tiempo que no comía y la depresión me hundía aun mas. Caminé hasta un cercado, miré al cielo, y grité con todas las fuerzas que me quedaban. Caí al suelo, y cuando pensé que por fin todo había acabado, que ya me iba, una chica se me acercó, y con tono preocupado dijo:
-¿Se encuentra usted bien?- Y pidió ayuda.
Eso fue lo que necesitaba para coger un poco de fuerzas. Que alguien se preocupara por mi. Llevaba tres meses con falta de cariño. Tres interminables meses solo, sufriendo, sintiendo que me moría poco a poco en aquella casa cada vez mas oscura...  ¿quién podría vivir así? Era inhumano. Lo único que necesitaba eran mimos. Abrí los ojos y dije:
-Gracias...- sin apenas fuerzas, solo salió un murmullo.
Estuvo conmigo todo el tiempo en el hospital, un mes entero conmigo. Faltaba hasta a su trabajo por mí. Entonces fue cuando noté de verdad que la depresión se alejaba. Por fin conseguía sonreir, y todo gracias a aquella chica. Al salir del hospital, me dijo que me fuera a vivir con ella, que no podía dejarme en la calle. Sentí de nuevo que me había enamorado. A partir de ahi mi vida cambió de nuevo.  Estuve un año con ella. Otra vez volvía a ser feliz, otra vez me encontraba vivo. Fue cuando al salir de mi nueva casa, al mirar solo a un lado antes de cruzar.... sentí un tremendo golpe en la cadera y en el cuello. Entré en coma. Estuve doce años de mi vida acostado en una cama sin poder hacer nada. Cuando desperté, desorientado, miré a mi alrededor, y estaba solo. ¿Dónde estaba mi niña? Ya tenía cuarenta y ocho años. Mi niña se había ido, pensando que nunca despertaría. Pensé, que no me quería lo suficiente. En ese momento si que no tenía nada. Encima, el accidente, me había dejado en silla de ruedas. No tenía casa y no podía valerme por mi mismo. Me acerqué con la silla al borde de un acantilado. Cuando estuve a punto de tirarme... no tuve las fuerzas para hacerlo. Retrosedí, y fui hasta un convento que sabía que estaba cerca. Pero en estos doce años el convento había cerrado. Estuve tanto tiempo sin comer, que me desvanecí. Volví a despertar en un hospital. De allí, me llevaron a una residencia. Como si era joven... pero me parecía normal. Yo solo no podía llegar a ningun lado. Estuve todo ese tiempo solo. Únicamente se acercaban a mi para darme de comer, pero nunca llegué a socializar. A los setenta y dos años, enfermé, por fin, todo acabaría. Esta vez si lo notaba. Antes de morir, las últimas palabras que había oido fueron las de una enfermera diciendo:
-Dentro de una hora vuelvo a darte tus pastillas.-
Por suerte no llegué a una hora mas de sufrimiento. Cerré los ojos, en aquella habitación oscura, solo. Ese fue el mejor momento de mi vida... sentir como mi cuerpo se liberaba... y se perdía hacia un lugar mejor... Por fin pude decir adios a tanto sufrimiento... ADIOS.......

viernes, 6 de abril de 2012

Mi vida.


No recuerdo cuando fue, no recuerdo su última mirada, su última sonrisa, la última vez que oí su voz, que la oí reir. La última caricia, el último beso. Parece que hace una eternidad que no la veo. Me pongo a contar... y solo hace un día que no estoy con ella, que no siento su cuerpo junto al mio... Pero es que es tan traicionero el tiempo, tan jodelón y caprichoso, que cada segundo sin ella se me hace una eternidad. Cuento los segundos que me quedan para volver a verla, los minutos, las horas, los días... Es mucho lo que tengo que esperar, porque como ya dije, un segundo se hace una eternidad cuando no está. Ya se lo que me pasa, la echo de menos, cada momento del día, cada olor, cada canción, es como si estuviera con ella, pero al mirar a mi alrededor y ser consciente de la realidad, me doy cuenta de que lo único que hago es soñar, y caigo al vacío. Es que se me hace tan pesado, tan cansado estar sin tí. Ahora mismo lo que mas me hace sufrir es pensar en ti, porque consigue volverme loco. La cosa es, que entonces me gusta sufrir, porque nunca quiero que te vayas de mi mente, cada recuerdo contigo es mi vida. Solo espero que cuando nos volvamos a ver, y nos besemos y abracemos, todo este "sufrir" que siento se transforme en total felicidad, mas de la que siento ahora por estar contigo, aunque parezca imposible ser mas feliz, tu lo consigues todo. ERES MI VIDA, POR ESO ME CUESTA TANTO ESTAR SIN TI.  ♥
Reflejo.


-¿Cómo lo haces? eso no puede ser solo magia.- Decía Cedric, un chico de pueblo cuando me veía practicar para mi espectáculo de los Martes por la noche.
Yo soy Esteven. Tengo veintiseis años y me encanta la magia y todo lo relacionado con acontecimientos extraños y oscuros. El espectáculo de este Martes, trataba de meterme en una caja llena de espejos,con unos agujeros que permitían el paso de unos láseres. Por la parte trasera de la caja, la parte que el público no veía, había un agujero mayor que los demás, y se me veía por los espejos.El suelo tenía una pequeña trampilla, que abría antes de que encendieran los láseres. Por la parte trasera sabían si yo había salido de la caja por el reflejo del agujero grande. Era un truco sencillo. Nada podía salir mal. El lunes por la tarde, me fijé en que el Martes era día trace, el de la mala suerte supuestamente. Yo quería cambiar el día porque era muy supersticioso, pero mi jefe se negaba. Decía que no pasaría nada, que era un día como otro cualquiera. Todo seguía adelante. Llegó la hora, el público estaba impaciente por ver la actuación. Una vez situado en mi lugar en el escenario, me informaron por el pinganillo, de que la caja se había roto y habían traído otra mas pequeña pero que todo podía continuar sin problemas. Yo no estaba seguro de mi mismo esa noche. Colocaron la caja, entré en ella, y estuve un rato dentro mientras presentaban mi actuación. Ese rato fue suficiente para que todos los espejos se empañasen con mi respiración y con el calor corporal debido a los focos que me señalaban. Entonces oí por mi pinganillo:
-Ya salió, conecten el láser.- 
Yo grité desesperado, pero con la ovación del público era imposible que me oyeran. Intenté salir por la trampilla pero estaba trabada. Miré por el agujero mayor y me vieron, pero ya era tarde. Vi como entró el primer láser sin rozarme, pero los diecinueve siguientes si lo harían. Al ver el humo que salía de la caja y la sangre de mi cuerpo por debajo lo pararon rápidamente, pero ya no había nada que hacer. Lo que mas me dolió no fue sentir el láser atravesándome la piel, fue algo que no mencioné en ningún momento, que estaba peleado con mi familia. Los últimos recuerdos que tengo fueron malos. Gritos, insultos que se dicen bajo el enfado... y al final no pude hacer lo que quería realmente, despedirme y decirles que los quería, a pesar de las diferencias. ¿Todo ocurrió por una casualidad, o fue por hacerlo el día de la mala suerte? 
Nunca lo sabré.
Oí un ruido en el salón. Era de madrugada, ya estaba en la cama preparado para dormir. Me levanté para mirar que había sido. Nada, todo parecía estar en su lugar. Volví a la cama y me acurruqué bien entre las mantas. Apaqué la luz, todo estaba en calma, se respiraba tranquilidad en el ambiente. Cuando cerré los ojos y comenzaba a adentrarme en mis sueños, algo me sacudió el cuerpo, haciendome pegar un salto. No había nada en mi habitación. Pensé que sería la típica pesadilla y seguí durmiendo. Cuando abrí los ojos por la mañana, recordé un sueño muy extraño que tuve esa misma noche. Caminaba por un jardín muy grande, cargado de flores, parecía de un palacio y estaba solo. Fui adentrándome por el camino, cuando cambió al patio de mi casa. Era ese tipo de sueño en el que no puedes hacer nada, el sueño te dirije hacia donde tienes que ir. Me llevó hasta la puerta de mi habitación. Al abrirla, un ser que vestía con una capucha negra, estaba al lado de mi cama, y al verme, se metió en el espejo. Al mirarme en él, lo vi reflejado, era la muerte y sacaba su tremenda guadaña y desperté justo antes de darme. Ese sueño me dejó muy trabado. Estuve todo el día acordandome de eso. Al llegar la hora de dormir, como hacía siempre, apagué la luz y todo quedó en completo silencio. No se por qué, pero esa noche me costó dormir mas que nunca. Una de las veces que abrí los ojos, en la esquina de la habitación, vi una sombra algo rara, que nunca había visto. La veía gracias al pequeño reflejo de la luz que entraba por mi ventana. Encendí la luz rápidamente, pero no había nada. Me relajé un poco, y al mirar al espejo... ¡estaba la muerte! O eso me pareció. No pude moverme, era como si me mirara, con su larga guadaña, preparado para llevarme con él. Se acercó y desperté. No había sido un sueño, fue demasiado real, estaba en mi habitación. Le pedí a un amigo dormir en su casa esa noche, porque me estaban sucediendo cosas muy raras y en la mia me costaba. Me dijo que si, que no era un problema. Lo que mas me asustó es que esa misma tarde, ese amigo, murió de una descarga, no se sabe como, pero un aparato parecía haberse estropeado. Otra vez me tocaría quedarme en casa, esta vez mucho mas triste y deprimido por la muerte de mi amigo. A eso de la una, escuché un ruido en el otro lado de la casa. Un escalofrío me invadió el cuerpo. Los cristales de las ventanas se congelaron,  eso me hizo tener muchísimo mas miedo. Rápidamente me metí en la cama, pero creo que fuera lo que fuera el causante de lo ocurrido quería precisamente lo que yo había hecho. Las luces se fundieron, yo me pegue a la pared envuelto entre todas las mantas, pero en el fondo de la habitación, vi de nuevo esa silueta. En un abrir y cerrar de ojos... ¡lo tenía justo delante! Levantó la guadaña y sentí un dolor muy intenso en la zona del pecho. Era increíble, notaba como el corazón se me paraba lentamente. Los parpados se me cerraban... ya estaba acabado, lo tenía claro, la muerte me había visitado, no se por qué a mi, simplemente me había tocado, solo espero que nunca nadie que lea esto, tenga un espejo en su habitación, y que si lo tiene, nunca lo mire de noche y con la luz apagada.

martes, 3 de abril de 2012

Rabia.


Recuerdo perfectamente aquella mañana, como al abrir los ojos notaba una especie de quemazon en el estomago, que me recorría el cuerpo hasta llegar al cerebro. Notaba las pulsaciones muy aceleradas e intensas. Corrí hasta la bañera y me duché, con la esperanza de que ese dolor interno se aliviase, pero parecia imposible. Sentía la necesidad de hacer algo, algo malo y perverso, y se me ocurrió coger una cierra  que tenía mi padre en el sótano. Cogí una bolsa marrón, le hice dos agujeros a la altura de los ojos, y quise esperar hasta la noche para hacer de las mías. A medianoche, me coloqué la bolsa en la cabeza, agarré bien la sierra, y salí dispuesto a matar. Me escondí detrás de unos cubos de basura, cuando vi a una persona, salí sin pensarmelo dos veces, encendí la sierra en ese mismo momento y... que sensación mas satisfactoria, que alivio mas grande, ver caer al suelo a ese hombre... me dejó sin palabras. Necesitaba mas, una mujer, un niño, un anciano... mucha mas gente. Escondido en la oscuridad de la noche, me aproxime a un chico que parecía estar perdido, me coloque delante y dije con voz pasiva:
-¿Puedo ayudarte...? Creo que si, acercate.-
Como era de esperar el chico corrió, pero a mí, me recorrió un impulso por todo el cuerpo, alcanzando al chico. Él cayó al suelo, di un paso, pisándole el pecho, arranqué el motor de la sierra y le abrí parte del cuerpo. Que bien me sentía esa noche, sin duda era la mejor de mi vida. Recogí los dos cuerpos y los llevé hasta el fondo de un barranco. Los enterré de tal manera que nadie podría encontrarlos, pero tuve un fallo. Donde los asesiné dejé un gran charco de sangre que era imposible se quitar. Al llegar a mi casa, un poco preocupado, me acosté recordando otra vez los momentos que pasé esa noche. Los gritos de desesperación... que situación mas enriquecedora... Esa noche dormí como nunca antes lo había echo. Ayudé a mi padre a recoger el sótano al despertar, y se dió cuenta de que faltaba algo, yo me asusté. Me fui rápidamente diciendo que tenía cosas que hacer con unos amigos. Escondí la sierra en un lugar mas seguro con la bolsa. En las noticias del mediodía, informaron de la desaparición de dos personas y se habían encontrado dos manchas de sangre por la zona. Empezaron a investigar en esos lugares, los perros policía seguían el rastro hasta el barranco. Por suerte cuando encontraron el sitio ya era de noche. Yo aparecí por detrás de todos los policías y maté a cuatro a una velocidad vertijinosa, ni yo sabía que era tan rápido, hasta que me dispararon. Por suerte no me dieron, me escondí en la oscuridad, todos quedaron asombrados, los escuchaba decir:
-¡Dónde se ha metido ese monstruo?- 
Pero soltaron a los perros. Me subí a un pequeño árbol. Ahí contemplé durante unos minutos como los agentes intentaban ayudar a los que yo había asesinado. Que tontos. ¿Cómo iban a estar vivos? Dos tenían una tremenda raja en el pecho y los otros en el cuello, era de bobos pensar que tenían una posibilidad de estar vivos. Los perros me ponían nerviosos porque seguían ladrando en mi dirección. Un agente me apuntó con su arma, cogí una rama del árbol y la tiré varios metros de mi posición. todos miraron de donde venía el sonido y aproveché para quitarme de en medio a los perros, solo eran dos, no tarde mas de cinco segundos, y me alejé rapidamenté. Oi varios disparos, pero no tuve problema. No volví a casa. Ya sabrían que era yo, todo apuntaba hacia mi. Me quité la bolsa, y ya no lo hacía de noche, ya era a todas horas. Entré en la casa de una anciana a la tarde siguiente, estaba durmiendo, era el momento perfecto. Encendí la motocierra, el crujido que hizo la despertó y entonces la dejé caer sobre su cuerpo. Al salir de la casa, varios policias me esperaban, ya no tenía nada que hacer. La motosierra ya estaba encendida, no se me ocurrió nada mejor que tirarsela a uno de ellos y entré de nuevo en la casa. Uno de sus disparos me atravesó la espalda, un dolor me recorrió todo el cuerpo. Me acordé de aquella mañana que empecé a sentir la necesidad de matar. Los ojos se me cerraban poco a poco, todo se me borraba de la mente, lo único que vi, fue oscuridad, tanta, que no tube mas remedio que dejarme ir.

sábado, 24 de marzo de 2012

Olvido.


Conducía por la carretara antigua de mi ciudad. Un caminito solitario, estrecho, oscuro, tanto, que aunque fuera de dia, no se veía nada si no encendías las luces. Todo esto, se debía al bosque que lo bordeaba. Nadie pasaba ya por ese lugar, estaba totalmente abandonado. Se rumoreaba, que el bosque escondía una criatura maligna, que todas las noche de verano atacaba a los que pasaran por ese camino, ¿por qué en verano? No se sabe. El caso es, que yo no creía en esa leyenda, básicamente, no creía en ninguna. Era de noche y verano. Iba a mitad de camino, cuando el coche se quedo sin fuerza y comenzó a frenarse lentamente. Al parar y bajarme del coche, me di cuenta del silencio que había, daba miedo. Abrí el capó para mirar, y escuché el movimiento de un arbusto a mi derecha. El ruido no fue mucho, pero era tal el silencio, que se oyó como una explosión. Miré sobresaltado y nada. Ni un movimiento,  ni un ruido... Monté en el coche asustado, y cerré las puertas. Prefería esperar a que se hiciera de día, sin acordarme que era lo mismo que de noche, total oscuridad. Aún así, me quedé dormido. Al despertar, todo seguía igual de oscuro.-¿Qué hora será?- Me preguntaba. Al mirar el reloj, comprobé que se había parado de madrugada. Con miedo, bajé nuevamente del coche. Seguía sin escucharse nada, ni pajarillos siquiera. Intenté encontrar rápidamente el problema del coche, pero a simple vista todo estaba bien. La batería no podía ser, porque la luz del coche se podía encender. No había cobertura, y el camino, a pesar de ser estrecho, era muy largo. -¿Qué puedo hacer?- ¿Cómo aviso a alguien?- Estaba atemorizado. Entonces, en la profundidad del bosque, hasta donde alcanzaba mi vista, observé una luz tenue, que al mirarla me calmaba hasta dejarme casi dormido. No tube mas remedio que acercarme a ella. Al darme cuenta ya estaba en la salida. El tiempo si era bueno fuera del bosque. El sol brillaba como nunca, se escuchaba una cantidad tremenda de pájaros. Parecía que nunca habia escuchado tanos juntos. Me encontré mucho mas aliviado al encontrarme fuera de ese bosque maldito. Pero me di cuenta de que mi coche estaba dentro, con todas mis cosas. Herramientas de trabajo, carnet, bastante dinero... tenía que ir a buscarlo, pero me preparé bien. Cogí una linterna de mi casa y una caja de herremientas con una batería también por si acaso, después de caminar durante cuatro horas, y pagué un taxi hasta el bosque. Me aproximé a la entrada, caminé muy lentamente hasta adentrarme unos veinte metros, y como era de esperar, ni un ruido. El bosque estaba en una calma total. Después de una hora caminando, la linterna se me apagó. Las piernas comenzaron a temblarme y solo pude correr hasta que... PUUUMMM, choque contra mi coche. Intenté encender las luces, pero la vez anterior se me habian quedado encendidas y la batería se había acabado. Por suerte tenía otra, pero no había luz, ¿como ponerla? Entonces escuché un ruido, unos pasos, el crujir de unas ramas. Quedé paralizado por el miedo. Tenía que ser de noche por todo el tiempo que estuve caminando y eso me dejó más inmóvil. Al mirar al lugar del ruido, unos ojos grandes y de un color que nunca habia visto me miraban con ansia. Intente meterme en el coche y cuando estaba a punto de hacerlo un golpe gigantesco delante hizo que el coche saliera volando a otra parte. EL bosque se iluminó y ahí estaba esa criatura. Era enorme, negra, con unos colmillos tan grandes como los de elefante, una garras gigantescas y cubierto de un liquido extraño y repugnante. ¿Qué qué paso? Eso ya no lo recuerdo.

viernes, 9 de marzo de 2012


Eterno.



-¡Ven aquí Cris, no corras!- Así comenzó el mejor día de mi vida. Verano, una mañana estupenda, soleada y brillante. Jugaba con mis amigos Robert y Dailos ladera abajo porque los estaba molestando. Yo era más rápido, pero ellos más resistentes, tuve que parar y aprovecharon para matarme a cosquillas. Seguimos caminando y al llegar al final vimos un camino por el que nunca antes habíamos pasado. Nos adentramos curiosos. En la salida del bosquecillo, observamos una antigua casa de madera, pequeña y con un lago a su izquierda. Un paisaje increíble, de película, pero no fue eso lo que me cautivó de ese lugar, lo hizo una chica que estaba cogiendo agua del lago. Sus ojos y la mirada que tenían, sus labios y la sonrisa que me deslumbraba, su pelo y el dulce movimiento con el viento… todo su cuerpo era perfecto, no existía nada mejor. Entonces cruzamos miradas, yo no pude respirar, me temblaron las manos y se me aceleró el corazón. Solo conseguí sacar una mínima sonrisa y ella me la devolvió. Pregunté a mis amigos:

-¿Hay algo mejor que ella?- Respondieron despistados. – ¿Qué quién?-

-Nada, nada, cosas mías.- Dije avergonzado.-

La chica entró en la casita, cada movimiento de su cuerpo era un espectáculo para mí. Al llegar a casa, cansado y pensativo, me acosté en la cama para intentar dormir pero sin éxito. Lo que vi en el lago no era una persona, era un ángel. Me tuvo pensando toda la noche, como haría para hablarle al día siguiente, que le diría… No sabía lo que diría pero algo tenía que hacer, lo tenía claro. A eso de las doce, ya al día siguiente, corrí por el camino, con la esperanza de volver a verla. No estaba. Me senté a esperar en una roca hasta las dos, y no aparecía. Entonces, me dije:

-Pues no me queda otro remedio que tocar.- Me aproximé a la casa, subí los dos escalones de la entrada y toque la puerta. ¡TOC TOC!

-Hola, ¿deseas algo?- Ahí estaba, la chica de mis sueños, justo delante. Estaba ten nervioso, que lo único que se me ocurrió decir fue:

-Ho… hola… ¿quie… quieres s… ser mi amigo?- ¡Que pregunta más estúpida!

Ella sonrió y me bloqueé más incluso, porque como había dicho antes, su sonrisa me deslumbraba, y me dejaba en blanco. Por suerte, pude preguntarle:

-¿Cómo te llamas?- La formulé muy rápido para no trabarme.

  -Mar… Marta, ¿y tú?- Respondió ella muy tímida también.

- Me llamo Cristo, pero me puedes llamar Cris.- Fui soltándome poco a poco, ya ni me trababa. –Encantada-

-Lo mismo digo. ¿Quieres dar una vuelta conmigo?-

-De acuerdo, voy a decírselo a mi padre.-

Satisfecho por mi valentía, grité de alegría y un par de patos en el lago se alborotaron del susto. Toda esa tarde estuvimos juntos, riéndonos, jugueteando, hablando… Nos hicimos muy buenos amigos, a pesar de lo que yo sentía por ella, que ya no era solo físico, me encantaba interiormente. Como había dicho era perfecta. Con el paso de los días, nuestra amistad iba creciendo, hasta que no aguanté más y tuve que besarla. Ella no se movió y continuó con el beso. Comprendí que le gustó y que me quería como yo a ella. Pasó el tiempo, nos hicimos adultos y compramos una casa cerca de ese lugar. Tuvimos un hijo, Jason lo llamamos. Mi desgracia empezó al año siguiente… me detectaron un vulto en el cerebro… ya se imaginaran lo que es. Poco a poco me desvanecía, se me agotaban las fuerzas. En tan solo un año estaba en silla de ruedas y solo un mes después no podía moverme. A veces se me va la cabeza e insulto a lo que más quiero en este mundo, cuando me doy cuenta me dan ganas de pegarme una paliza a mi mismo, pero no tengo fuerzas. Ya me queda poco tiempo y mi Marta sigue aquí, acompañandome, le he dicho varias veces que me deje ir,que no quería ser una carga, que solo le deseaba lo mejor y aquí conmigo no lo encontraría. A pesar de todo eso, no me ha dejado en ningún momento. Marta me a demostrado, que el amor puede ser eterno, sea cual sea la situación. Llega mi momento… Solo me queda por decir… MARTA TE QUIERO………………

miércoles, 7 de marzo de 2012


Cobarde.



Hola, soy Ramón y estoy arto de esta vida. Cuando parece arreglarse, todo vuelve a caer y ha llegado un momento en que no puedo levantarlo. Creo que mi fuerte no es aguantar cada revés que me suelta, creo que lo que debo hacer es dejarme ir… dejar que todo acabe de una vez, porque ya no hago falta. Lo mejor sería quitarme de en medio, y acabar con este sufrir. Pero de que sería mi acto, ¿de cobarde o de valiente? Esa es la única pregunta que me ronda por la cabeza. Cada minuto que pasa lo tengo mas claro, porque no tengo nada, ni familia, ni amigos… nada. No merece la pena vivir con una vida como la mía. Ya he tomado una decisión, no hay vuelta atrás… ¿Qué esa voz que escucho?

-Ramón, que haces, ¿no crees que ya es suficiente? Te lo diré muy claro. La vida en muchas ocasiones te da la espalda y parece imposible levantar cabeza, pero debes conseguirlo. Responderé a la pregunta que te ronda por la cabeza, es de cobardes. Dices no tener familia, pues crea una, dices no tener amigos, sale a la calle y búscalos, siempre habrá alguien que quiera compartir grandes momento contigo. ¿Quitarse de en medio? ¿Qué elección es esa? Abre los ojos y mira hacia adelante, comete el mundo y disfruta la vida, que en breve se acabara, pero de forma natural, no como pensabas hace unos minutos. VIVE, no lo olvides.

Me di cuenta de que era mi conciencia, la que llevaba guardada muchos años y que por suerte, apareció en el momento oportuno. Ahora ya sé lo que debo hacer, disfrutar, no perder ni un segundo de mi vida, porque vida solo hay una y no podemos desperdiciarla.


El Enterrador.
-Oye, joven, ¿me ayudas con las bolsas? Es que estoy demasiado mayor y no puedo con ellas.-
Así comienza esta historia. La señora Gonzales, pedía ayuda a su vecino de en frente, Mark, un chico de lo mas encantador y generoso. Un buen día, Mark salió a comprar pan y por el camino se encontró a un hombre que aparcaba  un coche fúnebre. Era el nuevo enterrador de la pequeña ciudad, alto, fuerte, con una mirada penetrante, pero parecía muy simpático a pesar de todo.  Todo ese día, Mark se lo paso de miedo jugando con sus amigos, hasta que llegó ese hombre tan extraño. Se acercó y dijo con su voz tan grave:
-¿Qué hacen unos niños como ustedes jugando hasta tan tarde en la calle?- Todos se quedaron callados, sin saber lo que responder, con miedo. Él dijo:
-No se asusten, solo era una broma.- Y comenzó a reírse de manera escandalosa. Todos se miraron y rieron. -Ya nos vemos chavales, cuídense.- Como había observado Mark anteriormente, si era bastante simpático. El problema comenzó el mes siguiente, cuando a la ciudad llegó otro hombre, amigo del enterrador, pero no era igual de bueno. Se rumoreaba que ese hombre huía de la policía, porque había asesinado a varias personas los meses pasados.
-Por favor, amigo, ayúdame una vez más.- Le decía al enterrador. –A ver, que quieres que haga, eso si, ten claro que será la ultima vez, no querré volver a verte.- Dijo el enterrador con un tono alterado. –De acuerdo.- respondió éste. - ¿Cuál es el puñetero favor?-
-Necesito desaparecer tío, por eso me gustaría fingir que he muerto, me entierran y luego tú me sacas de nuevo, es un plan perfecto.-
-De locos, querrás decir.-

A pesar del enfado del enterrador, decidió ayudarle. A los días, todo estaba preparado. Dijeron  que se había suicidado porque prefería morir a ser capturado por la policía. El enterrador, pidió a un amigo de confianza que lo enterrara por él, que tenía unas cosas que hacer, que después lo desenterraba. Pasaron un par de horas antes del entierro, mientras llegaba El Asesino. (Así lo llamaban). Mas tarde, una vez ya bajo tierra, El Asesino, estuvo esperando durante varias horas y el enterrador no aparecía. El oxígeno se agotaba, encendió un mechero bajo muchísima decesperación y al mirar a su lado, vió que lo habían enterrado con alguien, que, para su sorpresa, era el enterrador. Nadie supo como acabaron los dos en la misma tumba, pero así fue. La teoría mas cercana dice que se enteraron de que el enterrador era cómplice y lo mataron pero no hay ninguna prueba concluyente. Este fue el trágico final para ambos, El Asesino murió asfixiado poco a poco al lado del enterrador.
Hola a tod@s, me gustaría recalcar, que es de las primeras veces que escribo y, por lo tanto, me gustaría que pusieran opiniones y aspectos en los que podría mejorar. Gracias.


Agonía.


Recuerdo aquella mañana de otoño, oscura, tanto que más bien parecía de noche. Al levantarme de la cama escuché un sonido extraño junto a la chimenea del salón. Era como el grito leve de un bebe, que parecía sufrir. Ese sonido consiguió ponerme los pelos de punta. Pero la verdad no le dí importancia, pensé que simplemente sería una imaginación o que solo seguía algo dormido. Al llegar a la puerta del baño, pasos muy flojitos se escucharon detrás de mí, asustado, gire sobre mi mismo y solo me encontré con mi reflejo en el espejo de en frente, que me provocó un grito. Me tranquilicé. Unas horas más tarde, a la hora del almuerzo, volví a escuchar el grito del bebé, esta vez más fuerte y con mas insistencia. Me asusté muchísimo, tanto, que corrí a la puerta de salida, pero al llegar, estaba cerrada. Hice tanta fuerza para abrirla, que me dieron fatigas y caí al suelo desvanecido. Abrí los ojos y estaba en la cama de mi habitación, a la misma hora que me había levantado anteriormente, el mismo día... Esa sensación si era horrible. Al llegar de nuevo la hora del almuerzo, parecía que todo seguía como de costumbre. Comí muy a gusto. Salí a trabajar, ( se me olvidó mencionar que trabajo en un cementerio de enterrador), al llegar me dijeron que tenía que enterrar varios cuerpos de la noche pasada. De entre las cajas, una era de un niño pequeño, y eso me hizo pensar en el grito agónico del sueño o lo que fuera que tuve. El morbo se apoderó de mí y tuve que abrir la caja. Efectivamente era un bebé. No sé muy bien el por qué, pero me dio un escalofrío al verlo, y eso no era normal, porque veía a muchos por desgracia. Rápidamente, al cerrar la caja, escuché:
- No... por favor... no me hagas esto...- Con un tono muy extraño, la voz de bebé, agonizando y solo con escucharlo sufría yo también. No pude evitar abrir la caja una vez más, la sorpresa fue que ya no había nada. Me dejó tan mal esa situación que dejé el trabajo, entré en depresión, cada vez iba empeorando hasta hoy. Ya no puedo pasar un día sin escuchar ese gritito, una y otra y otra vez en mi cabeza y pensar que yo no lo ayudé a salir de allí. No entiendo que fue lo ocurrido esos últimos días, no encuentro explicación lógica. Bueno, solo hay una, que estoy loco. Ahora estoy en un psiquiátrico, pero yo se lo que oí, sé que no estoy loco. No aguanto más con esta agonía que siento, necesito morir... prefiero morir a estar así. Creo que entiendo a aquel bebé, lo que no entiendo es por qué lo hizo conm... aaaaggggg....