sábado, 7 de abril de 2012

Mi vida... un drama.

Estabamos muy bien, felices, muy enamorados. Nada en mi vida podía ir mejor. Tenía una buena casa, un buen trabajo, un buen coche y a lo mas importante, a ella. Pero un mes después, sin saber por qué, comenzó a comportarse muy rara. Salía de casa a las tantas de la noche, cuando pensaba que dormía, y no volvía hasta por lo menos tres horas después de que saliera del trabajo. Ya eran demasiadas noche seguidas, y empezaba a preocuparme. Ya pensaba que estaría con otro hombre. Una de las noches, al levantarse, le pregunte:
-¿A dónde vas cariño?- Ella contestó algo nerviosa...
-Al baño, no puedo aguantar más.- Yo no pude decirle nada, porque volvió a la cama, solo que se fue dos horas antes de trabajar.
No podía aguantarlo mas. Necesitaba saber que era lo que estaba ocurriendo. A la noche siguiente, me llamaron del hospital, diciendome que a mi hermano lo habían atropellado, y que estaba muy mal. Le dije con lágrimas en los ojos:
.Cariño, vamos rápido, mi hermano esta muy mal en el hospital, tenemos que darnos prisa- Ella, para mi asombro, respondió:
-Vete tú, yo si eso voy mas tarde a ver como está.- Parecía que no le importaba, mi hermano era mi último familiar vivo, y yo estaba destrozado.
Rápidamente salí de mi casa con la esperanza de que mi hermano se recuperase pronto. Al llegar al hospital, ya era tarde, vi como tapaban su cuerpo. Lloré, nunca había llorado tanto, nunca. Pero como si fuera poco, al día siguiente mi mujer no llega a dormir. Suena el contestador, era ella, diciendome que quería el divorsio, que había conocido a otro, y que se había enamorado perdidamente de él. Yo pense, "por qué ahora, en este momento, ya no tengo nada, no tengo familia, ni amigos, (mis amigos los dejé de lado cuando empecé a vivir con mi mujer)". El mundo se me vino encima. Noté como el sudor me goteaba por la frente, como mi corazón se paraba poco a poco. El brazo izquierdo me dolía mucho y tenía un intenso dolor en el pecho. Llamé como pude a una ambulancia. Cuando llegaron yo ya estaba inconsciente en el suelo. Al despertar, sentía ganas de morir. A los dos días me dieron el alta. Pero ya me estaba adentrando en una depresión. Mi médico me dio la baja en el trabajo por depresión fuerte, y me despidieron. La depresión crecía cada día mas. Hasta tal punto, que ya nada importaba. Ni comía, ni me levantaba de la cama. Para qué, si nada iba a mejorar. Me puse a pensar, que tan solo dos meses antes era el hombre mas feliz que había, y que ahora solo estaba esperando al momento de mi muerte. Al no pagar nada de la casa, me llegó una carta que decía que me la embargarían. Al mes siguiente, estaba en la calle. Me acosté en un banco cercano a mi antigua casa, y observé como pasaba la vida, esa que tanto me había echo sufrir. Ya no tenía fuerzas, hacía mucho tiempo que no comía y la depresión me hundía aun mas. Caminé hasta un cercado, miré al cielo, y grité con todas las fuerzas que me quedaban. Caí al suelo, y cuando pensé que por fin todo había acabado, que ya me iba, una chica se me acercó, y con tono preocupado dijo:
-¿Se encuentra usted bien?- Y pidió ayuda.
Eso fue lo que necesitaba para coger un poco de fuerzas. Que alguien se preocupara por mi. Llevaba tres meses con falta de cariño. Tres interminables meses solo, sufriendo, sintiendo que me moría poco a poco en aquella casa cada vez mas oscura...  ¿quién podría vivir así? Era inhumano. Lo único que necesitaba eran mimos. Abrí los ojos y dije:
-Gracias...- sin apenas fuerzas, solo salió un murmullo.
Estuvo conmigo todo el tiempo en el hospital, un mes entero conmigo. Faltaba hasta a su trabajo por mí. Entonces fue cuando noté de verdad que la depresión se alejaba. Por fin conseguía sonreir, y todo gracias a aquella chica. Al salir del hospital, me dijo que me fuera a vivir con ella, que no podía dejarme en la calle. Sentí de nuevo que me había enamorado. A partir de ahi mi vida cambió de nuevo.  Estuve un año con ella. Otra vez volvía a ser feliz, otra vez me encontraba vivo. Fue cuando al salir de mi nueva casa, al mirar solo a un lado antes de cruzar.... sentí un tremendo golpe en la cadera y en el cuello. Entré en coma. Estuve doce años de mi vida acostado en una cama sin poder hacer nada. Cuando desperté, desorientado, miré a mi alrededor, y estaba solo. ¿Dónde estaba mi niña? Ya tenía cuarenta y ocho años. Mi niña se había ido, pensando que nunca despertaría. Pensé, que no me quería lo suficiente. En ese momento si que no tenía nada. Encima, el accidente, me había dejado en silla de ruedas. No tenía casa y no podía valerme por mi mismo. Me acerqué con la silla al borde de un acantilado. Cuando estuve a punto de tirarme... no tuve las fuerzas para hacerlo. Retrosedí, y fui hasta un convento que sabía que estaba cerca. Pero en estos doce años el convento había cerrado. Estuve tanto tiempo sin comer, que me desvanecí. Volví a despertar en un hospital. De allí, me llevaron a una residencia. Como si era joven... pero me parecía normal. Yo solo no podía llegar a ningun lado. Estuve todo ese tiempo solo. Únicamente se acercaban a mi para darme de comer, pero nunca llegué a socializar. A los setenta y dos años, enfermé, por fin, todo acabaría. Esta vez si lo notaba. Antes de morir, las últimas palabras que había oido fueron las de una enfermera diciendo:
-Dentro de una hora vuelvo a darte tus pastillas.-
Por suerte no llegué a una hora mas de sufrimiento. Cerré los ojos, en aquella habitación oscura, solo. Ese fue el mejor momento de mi vida... sentir como mi cuerpo se liberaba... y se perdía hacia un lugar mejor... Por fin pude decir adios a tanto sufrimiento... ADIOS.......

2 comentarios:

  1. diooos *__* me recuerda a un amigo mío que es muy depresivo.. bueno, espero que no acabe así, a ver si hay suerte ;) buena entrada, sigue así!! (:

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, me alegra tu comentario :) Esperemos que no, que siga para adelante, como tiene que ser :) Muchas gracias de nuevo Susa, besoos ;)

    ResponderEliminar